Calienta el horno a 200 °C. Mezcla las zanahorias con la mitad del aceite y colócalas en una bandeja para hornear. Coloca las remolachas en una hoja grande de papel de aluminio, úntalas con el aceite restante, cúbrelas con la sal y envuélvelas sin apretar; colócalas en una bandeja. Asa las remolachas durante una hora y las zanahorias durante media hora.
Corta la hoja de hojaldre en 3 o 4 rectángulos o círculos. Haz una pequeña marca de 1 cm alrededor del borde. Pincha ligeramente el centro con un tenedor. Coloca cada trozo en una bandeja para hornear y hornea hasta que esté dorado pálido y crujiente durante 15 minutos. Retíralo del horno y presiona ligeramente el centro inflado hacia abajo y luego enfríalo sobre una rejilla para hornear.
Una vez que las remolachas se hayan enfriado, quítales la piel y pícalas. Agrega las remolachas a una licuadora o procesador de alimentos, junto con el queso de cabra y mezcla hasta que quede suave. Agrega la ralladura de limón y 50 g de avellanas. Cubre y refrigera durante media hora para que espese.
Por último, para montar la masa, unta las bases de hojaldre con la mezcla de remolacha (puede que sobre un poco, así que considéralo un beneficio del cocinero). Corta las zanahorias por la mitad verticalmente y colócalas sobre la remolacha, ya sea en hileras o superpuestas de forma aleatoria. Espolvorea con las hojas de tomillo y las avellanas restantes. Sirve con una rodaja de limón o un chorrito de glaseado balsámico.
Duración Se tarda 15 minutos y se cocina durante 1 hora 15 minutos
Ingredientes (Bio) Para 4 personas.
Ralladura de medio limón
1 paquete de masa de hojaldre ya preparada
2 cucharadas de leche O huevo pequeño, ligeramente batido
75 g de avellanas, ligeramente tostadas y finamente picadas
1 cucharada de hojas de tomillo
200 g de zanahorias Chantenay, lavadas (arcoíris, si es posible)
300 g de remolacha, lavada
1 cucharada de aceite de oliva
1 cucharada de sal gruesa, opcional (esto ayuda a extraer la humedad de la remolacha)
150 g de queso de cabra blando